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martes, 16 de junio de 2009

PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANA


más>>>PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANA:
PREPARADO POR: FRANCISCO DA COSTA GÓMEZ
INTRODUCCIÓN
Jesús le pide un poco de agua a la mujer que ha venido con su tinaja al pozo de Jacob, y ella no puede menos que sorprenderse: “Usted, un judío, ¿me pide agua a mí, una samaritana? El evangelista explica en un paréntesis la razón de la sorpresa de la mujer, y es que los judíos no trataban a los samaritanos (Jn 4:7-9).
Juan y Santiago, que bien merecieron el calificativo de hijos del trueno, quisieron arrasaron un caserío samaritano por el solo hecho de que sus habitantes no se mostraron hospitalarios en una oportunidad en que Jesús venía a Jerusalén (Lc 9:51-56).
En una de sus muchas disputas con Jesús, los judíos se enfurecieron y para descargar su ira no se les ocurrió otra cosa que insultar a Jesús llamándolo SAMARITANO y endemoniado (loco) (Jn 8:48).
Los tres pasajes anteriores indican que no había buena voluntad de los judíos hacía los samaritanos, y que estos contestaban con la misma moneda. La historia de estas rivalidades es vieja y se remonta a los días que siguieron a la muerte de Salomón, años 933 antes de Cristo. Cuando él murió dejó un imperio que se extendía desde el Mar Rojo hasta lo que es la actual Siria. Surgieron rivalidades entre sus sucesores y así, cinco años más tarde, el imperio quedó dividido en dos reinos rivales, uno al norte con la Samaria como centro principal, y otro al sur con la Judá que tenía Jerusalén como ciudad principal. Mientras se acentuaban las rivalidades fue surgiendo el imperio de los asirios, que para el"